24 de Mayo del 2015,
Abidjan, Costa de Marfil
Muchos artículos han circulado en las redes sociales hablando del venezolano. Una mitad busca en sus escritos devolverle al venezolano su orgullo criollo, la segunda mitad denuncia una "hipocresía venezolana" en la cual los emigrantes serían unos traidores a la patria.
Abidjan, Costa de Marfil
Muchos artículos han circulado en las redes sociales hablando del venezolano. Una mitad busca en sus escritos devolverle al venezolano su orgullo criollo, la segunda mitad denuncia una "hipocresía venezolana" en la cual los emigrantes serían unos traidores a la patria.
Sin embargo, cabe destacar que la
nacionalidad venezolana nos identifica como persona relacionándonos directamente
a Venezuela, estemos en dónde estemos. No está escrito que para ser venezolano,
para amar y recordar a su país, hay que vivir en Venezuela.
Mudarse no debería ser una traición, mudarse
es dejar una vida por detrás. Si uno pudiese satisfacer todas sus necesidades
en su país natal, no habría razón para dejarlo todo.
Irse del país es difícil económicamente, no
solo porque tienes que mantenerte, sino porque no sabes cuando podrás regresar
a ver a tu familia y a tus amigos de nuevo, destacando el hecho que viajar en
Venezuela se ha vuelto toda una batalla.
Irse del país es difícil culturalmente. Tienes
que compartir diariamente con personas que no acostumbran hacer las mismas
cosas que tú, que no comparten los mismos chistes que tú, y a veces, que no
hablan el mismo idioma que tú. Podría parecer algo atractivo al comienzo,
empezar todo de cero, pero si el venezolano habla tanto de su país estando en
el extranjero es porque su cultura le es muy propia, y totalmente distinta a
las otras. No es en todos los países que te van a recibir con los brazos
abiertos como en Venezuela, ni que van a invitarte a su casa para luego
presentarte hasta a la abuela, tampoco es en todos los países que van a
llamarte una hora antes para avisarte que van a hacer una fiesta.
Irse del país es difícil porque no siempre
tienes la posibilidad de ver tantos paisajes diferentes en un mismo país. No es
en cualquier lugar que tienes la oportunidad de tener a una playa a 40 minutos,
de bañarte en una cascada o de escalar en una montaña sin tener que hacer
viajes programados con unos meses de antelación.
Irse del país es difícil. La razón de nuestra
ida puede ser porque encontramos un trabajo en el extranjero, porque vamos a
estudiar afuera, porque queremos conocer algo distinto, y para algunos, es para
huir de la inseguridad, o en otros casos por exilio político. Todas esas
razones nos llevan a la misma idea: si las personas pudieran encontrar las
buenas oportunidades que buscan en el extranjero, se quedarían en Venezuela y
se ahorrarían todas las dificultades que implica una mudanza.
Venezuela es como una dramática obra de arte
en la cual pintaron los sueños con decepciones. Si fuese una pintura, su
composición no estaría divida en dos mitades que reunirían partidos políticos
antagonistas, porque la devastadora realidad del venezolano los afecta a todos
por igual. El desacuerdo sistemático entre los opositores y los chavistas hace
difícil la existencia de una mayoría.
El venezolano en Venezuela sufre de la
escasez, sufre de la violencia, sufre de una calidad de vida mediocre y en
decadencia que afecta esa calidad humana que representa el mayor orgullo del
venezolano. Esa calidad humana que solemos resaltar a nivel internacional está
siendo golpeada violentamente por la desesperada impotencia que siente el
venezolano frente a los problemas
que lo afectan diariamente. Ese venezolano siente que los que emigraron no
lo entienden, pero la verdad es que aquél venezolano que se fue, también sufre
de muchos de los problemas de su país.
El venezolano en el extranjero sufre de la
violencia en Venezuela porque cada día se le encoge el corazón con el miedo que
a su familia o a sus amigos le pase algo. Sufre de la misma impotencia ante la
situación del país porque no puede darle a los demás la oportunidad que tuvo él
de irse al extranjero y de ahorrarse problemas importantes. Ese venezolano
que tanto critican también es humano, ese venezolano ama a su país tanto como
ustedes lo aman, y ese venezolano quizás seguiría en Venezuela si hubiera
podido realizar sus sueños junto a sus seres queridos.
Volviendo al tema de los artículos que
circulan por las redes sociales, yo pienso que hay que ir más allá del hecho de
"irse" o de "quedarse".
Los venezolanos en el extranjero se aferran a
la idea de que Venezuela es el mejor país del mundo, por su riqueza en recursos
naturales, por sus paisajes diversos, y finalmente por la riqueza de la calidad
humana de la cual venía hablando antes. Aferrarse a esa idea puede ser algo
superficial y quizás muy optimista viendo las circunstancias en las cuales se
encuentra el país. Pero ahora yo me pregunto, si ya hemos perdido tanto, ¿por
qué estamos dejando que nos quiten nuestro orgullo venezolano?
Si seguimos denigrando verbalmente a nuestro
país como lo estamos haciendo, ¿quién va a ayudarlo a seguir adelante cuando le
llegue su hora? Si se nos olvida aferrarnos a la Venezuela de la cual si
podemos estar orgullosos, pronto no quedará nadie para recordarla, y perderemos
la poca esperanza que nos queda.
Esa triste obra de arte no ha perdido su
encanto, porque ese venezolano que se fue también ama a Venezuela, y sigue
creyendo en ella.
Aunque la situación actual nos de muchas razones
para dejar de creer en Venezuela, existen muchas más por las cuales tenemos que
estar orgullosos de ser venezolanos.
Esa obra de arte aun tiene colores, no olvidemos
resaltarlos.
-Isabel B.
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